Había una vez. Una vez había. Vez había una. Una había vez. Esa fue la historia de cómo una vez que había hubo una vez que fue la historia.

sábado, 27 de marzo de 2010

Animal collective

-->
10/1/10

Animal collective
  
     Me subo a este colectivo animal. Pago mi viaje al chofer, 1 con 25 por favor. Busco mi asiento, me reposo en él, uno solitario, del lado izquierdo, donde el aislamiento reconforta. Abro la ventanilla. El colectivo se va llenando, las personas discriminan los asientos, gordos, viejos, lesbianas, nenes, jóvenes suicidas, padres e hijos, q raro no ver perros pagando el boleto para subirse.
     Me abstraigo, miro por la ventana, la ciudad, este horno de cemento, de ideas charlando, en constante cambio, en constante progreso, un río de eterno resurgir, cuyo caudal varía de forma cada instante. Un Mac donalds, un cartonero, un taxista, un cartel político, gente y mucha.
     Miro adentro del colectivo, es gracioso realmente ver cómo se van acomodando las personas, según sus gustos, si uno fuese un ser racional estaría pensando que las personas inconcientemente buscan un equilibrio energético del colectivo al tratar de encontrar su lugar. Como los electrones. Las viejas y las embarazadas no entienden eso.
     Ventanilla, pasillo, personas, todo y nada, una nada absurda, aburrida, un infierno hecho realidad, este aburrimiento que carcome que lastima, todos drogados, todos viciados.
     Y todavía me preguntan qué es el amor. Y todavía me tachan de egoísta cuando intento ponerle palabras a mis sentimientos.
     Transito. Deberían desaparecer los semáforos, sólo para mostrar la brutalidad de las personas, no busco el caos, pero la imagen me encanta.
     Corazón, mente y cuerpo. Me bajo del colectivo, una persona se acomoda en mi antiguo lugar. Fue un lindo viaje. Y todavía me dicen que las personas no cambian.
     Camino, gente gente gente gente gente gente gente gente gente gente gente gente gente, sin comas, se agrupan. Y todavía intentan venderme la democracia. Todavía me impulsan a querer venderme. Hasta te lo justifican.
     Y camino. Llego? Llegué. Hola. ¿Tomamos algo? Vamos al mercadito. Cerveza. En una esquina como siempre nos sentamos. Y me hablás. Ajá. El acto de fusión, las relaciones últimamente me superan, me limito a interactuar porque sé que alguna vez le hizo bien, a mi ser. Discutimos. Sí es que el problema es que vivimos consumiendo, crecemos queriendo más y más, nuestras personalidades se cotizan en la bolsa, jaja si hoy mi carisma está en alsa. La risa... yo poseo fe en la ciencia, pero no entender la diferencia entre los químicos que contienen las sustancias que provocan la risa, que te dan esa adrenalina, y la risa como acto, es no entender nada. Sí, sí, el pensamiento calculador.
     Y nos besamos. Qué cosa más linda, no? un beso. Algo liberador, que rompe ataduras. Ja, que me diga un cientifico que es un simple intercambio de saliva y le rompo la cara. Y aquí los sentimientos se expanden. No, yo no quiero tenerte, no quiero q seas mi propiedad, vos vas a ser siendo vos misma, no vas a perderte por salir conmigo, es más, salí con todos los chicos que quieras cuantos más, mejor, ¿no?
NO
VOS SOLO
Ok bueno, pero vos no sos la única
...
Y acá me venden una idea de amor que no me interesa, es el amor de otra persona, los afectos de otra persona, una imposición, forzada, el enamoramiento pedorro que busca salvar las necesidades de uno proyectándolas en el otro, tanto dominando como dejándose someter. Y me hablan y me hablan. Yo la besé, ejercí una actitud liberadora, para qué intentan apropiarse de mí? En el acto de fusión te conozco, me conozco a mí mismo, conozco a todos y no conozco 'nada'. No es esa nada absurda del colectivo animal. Es una cultura del vacío, el despojo de todo egoísmo. No es egoísta respetar las convicciones de uno mismo, que tanto costaron forjar, porque establezco la igualdad, no entendida como uniformidad de identidades, sino como la puesta en valor de esas diferencias que distancian tanto un ser del otro y que provocan este acto de fusión, el amor, que nos libera de los egoísmos de cada individuo. El amor, es el hijo de la libertad dijo un francés, yo por las dudas te agrego que jamás podrá ser de la dominación. Es la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amamos. Cuando carecemos de esa preocupación, no hay amor.
Precipitaste las cosas, ejerciste la dominación en mí, y borraste todo rastro de amor. Es dificil volver a construirlo. No tengo ganas de verte. Me voy.

Camino, colectivo, casa. Mi cuarto, prendo la computadora, esa máquina enajenadora que tanto me fascina. Aunque sea así escucho música. Gracias internet.

Escribo una carta, pero dejo pasar el tiempo, y la tiro, me hizo sentir mejor, aunque sabía que si no la entregaba ese mismo día, la tiraría. Hoy estoy quemando esa carta.

Música a todo volumen y arrojarse a la cama. Y todavía resuenan esas voces del colectivo animal, que te echan en cara sentir que está prohibido pensar distinto, cuando ellos son los que se venden. Pensar. Ni siquiera tienen convicciones como para poder ejercer su pensamiento, viven de opiniones exteriores, nada original.

Maldito animal colectivo.

4 comentarios: